«Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura». El Señor nos ha llamado a todos los bautizados para que seamos heraldos de la Salvación que Él ha traído al mundo. Pidámosle que avive en nosotros la conciencia de ser apóstoles en medio del mundo.
El examen de conciencia es una buena herramienta para que el Señor arranque de cuajo cualquier sombra de tibieza que pueda entrar en el alma. Llenémosnos de deseos de cuidar esta pequeña práctica de piedad para facilitar el trabajo al Espíritu Santo en nosotros
“Éstos son mi madre y mis hermanos: quien hace la voluntad de Dios”. El Señor nos describe hoy la identidad de los que le siguen, de los cristianos: hijos que quieren identificarse con la voluntad de su Padre.
“Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir”. Un camino para conseguir esta unidad con Dios es ser muy fieles y rezar diariamente por el Papa y por la Iglesia.
"Seguidme y haré que seáis pescadores de hombres". Si, como aquellos hombres, escuchamos su llamada y nos decidimos a seguirlo sin condiciones, también se abrirán en nuestra vida nuevos horizontes que la hacen maravillosa y divina, al llenar de sentido toda nuestra existencia.
“Entonces llegó a casa; y se volvió a juntar la muchedumbre, de manera que no podían ni siquiera comer”: es la fuerza arrolladora de la santidad, de la vida divina, esa misma de la que el Señor nos quiere hacer partícipes a todos