Otro balance más…

Quizá ya no sea tiempo de memoria sino de proyectos; la medida de la JMJ también está en cómo administra la Iglesia los frutos de esta Jornada. Se podría decir aquello de: ¿Y después de la JMJ, qué? Si hemos aprendido alguna lección de los días pasados es que en la Iglesia, en lo tocante a la fe, a la esperanza y a la caridad, hay que pensar en grandes magnitudes no en pequeñas medidas de lentes limitadas. El que ha visto lo que ha ocurrido sabe ya que la fe es verdad, y que la fe de los jóvenes es verdadera. La metereología incidió en la sociología, o en la psicología social, no en la teología ni en la eclesiología.

Ideas sueltas, preferentemente periodísticas, en diálogo con mi colega de www.laiglesiaenlaprensa.com, que sabiamente ha asentado la tesis de que el proceso de comunión ha cambiado en la JMJ, porque la comunicación en general ha cambiado, aunque haya medios que no se quieran enterar. Y también la preocupación compartida por la repercusión en la prensa internacional, que comenzó peor que mal, dedicada a los chicos del sol que más calienta; luego ha ido mejorando, pero que les ha faltado el empujón final. Dejemos la cuestión a los vaticanistas. Si bien es cierto que se introdujeron nuevos escenarios y temas en el argumentario informativo y de la opinión pública –versus la confesión-, debe seguir preocupándonos que el mensaje no pasa. Y los textos se siguen, preferentemente en las ediciones digitales, descontextualizando. Y en las impresas, aminorando. Muestra de ello fue aquel titular de la edición digital de 'El Mundo', que todavía se puede encontrar en internet, del 18/08/2001, a las 21:43 horas, que decía: "El Papa arremete contra los ateos 'que se creen dioses'".

Respecto a la prensa española, entregados anduvieron –como no podía ser, ni se esperaba menos, el diario 'ABC' y 'La Razón'-. 'La Gaceta' campa por sus respetos y busca una salida, aunque a veces da la impresión de que no sabe cuál es. Invito a los lectores a leer el diario 'El Mundo' de los días de la JMJ hacia atrás, es decir, del domingo al jueves anterior. Comenzando por el descargo de conciencia de Pedro J. Ramírez, digno de análisis y de diálogo sosegado, pasando por el giro cultural que se quiso dar a la fiesta de la fe con las crónicas de Sánchez Dragó, autor de "Cartas de Jesús al Papa", y de aquella biografía de Jesús de Nazaret de cuyo nombre no me quiero acordar. No es una anécdota este enfoque, es una categoría. Quizá no importe tanto el número de páginas dedicadas como la perspectiva. Y ahí hay mucha tela que cortar y mucho trabajo, porque este periódico representa a generaciones de españoles educados, formados, conformados y deformados en cuestiones de fe. Las píldoras de ambiente de la joven religiosa Xiskya Valladares daban un colorido especial, añadido a sus columnistas y corresponsales religiosos. Interesantísimas algunas columnas, como la del jefe de opinión, texto digno de estudio detallado.

El problema fue 'El País'. Tengo que indagar qué le ha pasado al diario de PRISA, porque no me creo que una rabieta laicista pueda hacer que su nivel se vaya a los extremos a los que hemos asistido. Si alguien pensó que su trabajo de veinte años de secularización había dado sus frutos, y que con la JMJ se encontraban con el paso cambiado, se equivocó de forma de contarlo. Mantuvieron las fotos contenidas de costumbrismo de "Parade"; se olvidaron de las portadas –hemos perdido, en estos medios, las fotos de portada entera-, me da que el especialista en información religiosa no estaba por allí y, por último, los editoriales no sabían si iban o venían. No voy a comentar en detalle ninguno de ellos, pero el último es juzgado de comité editorial. Y no digamos algunas columnas de los literatos de nómina de los días siguientes, la blasfemia se queda corta.

¿Y 'La Vanguardia'? Pues me ha sorprendido, y no muy positivamente. Si bien es cierto que salvó la cobertura JMJ Enric Juliana, del que no hay que perderse su página del domingo, también lo es que se fue por unos predios que válgame Dios. Aprovechar que el Papa está en Madrid para hablar de Madrid y recordarle al cardenal Rouco la historia sin final de la historia, en fin. De 'La Vanguardia' también se echa de menos las fotos de portada y los editoriales amplios, otros titulares de portadas menos diferenciados, amén de algún columnista más, que los hay y muy buenos. Por cierto, no voy a comparar, de momento, la cobertura de esta JMJ con la del viaje de Benedicto XVI a Barcelona.

La prensa regional y de grupo, pues eso, depende, y que quede claro que no soy gallego. Las radios, pues algo más que lo previsible. La televisiones, entregadas, por eso de que el verano da para mucho. Canal 13, la estrella emergente de la constelación.

¿Y ahora? La Jornada también tendrá su fruto en la opinión pública y publicada en la medida en que los columnistas escriban sobre los mensajes, en que primen lo criterios de profesionalidad, en que las fuentes y los periodistas continúen manteniendo el buen clima de estos días de fiesta de fe y de opinión compartida.

Benedicto XVI, indiscutible. Los jóvenes, indiscutibles. ¿Hay algo indiscutido en el paraíso de la opinión?

José Francisco Serrano Oceja

 
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