Francisco sobre Benedicto XVI: "Me dijo: mire, yo no entiendo esto, pero la decisión está en sus manos"

En el libro "El sucesor" del vaticanista Javier Martínez-Brocal, el Santo Padre afirma sobre el pontífice alemán: "En algunos casos, ciertas personas se aprovecharon, quizá sin mala intención y limitaron sus movimientos"

El Papa Francisco con el periodista vaticanista español Javier Martínez-Brocal. Foto: Christian Gennari.
Francisco habla de su relación con Benedicto XVI: "Me dijo: mire, yo no entiendo esto, pero la decisión está en sus manos". Foto: Christian Gennari.
  1. "Ciertas personas se aprovecharon" 
  2. "Nunca se entrometió" 
  3. En el momento de su muerte 
  4. La cuestión de los homosexuales 
  5.  Temores y miedos
  6. Se llegó a cuestionar la validez del cónclave
  7. Dos ruidosos bloques 
  8. Benedicto en la Verdad, Francisco en la Caridad 
  9. El papel de los medios de comunicación 
  10. ¿Dos papas enfrentados? 
  11. Explicaciones sobre la "tensa" convivencia
El Papa Francisco con el periodista vaticanista español Javier Martínez-Brocal. Foto: Christian Gennari.
El Papa Francisco con el periodista vaticanista español Javier Martínez-Brocal. Foto: Christian Gennari.

El papa Francisco responde con naturalidad a las preguntas del periodista vaticanista español Javier Martínez-Brocal en el libro "El sucesor. Mis recuerdos de Benedicto XVI" (Planeta) y revela importantes detalles inéditos, aborda abiertamente las tensiones y controversias de sus años con el papa emérito. 

"Ciertas personas se aprovecharon" 

Estos son algunos extractos de "El Sucesor" 

(Preguntado sobre algunos aspectos del Pontificado de Benedicto XVI).

"Benedicto era un hombre de gran mansedumbre. En algunos casos, ciertas personas se aprovecharon, quizá sin mala intención, y limitaron sus movimientos. Lamentablemente, de alguna manera, lo fueron cercando. Era un hombre muy delicado, pero no débil, era fuerte. Pero ahí, consigo mismo, era humilde y prefería no imponerse. Así que sufrió bastante". 

¿En qué sentido Benedicto XVI fue un «padre» para usted?

Me dejó crecer, me dio paciencia. Y, si no veía clara alguna cosa, pensaba tres o cuatro veces antes de decírmelo. Me dejó crecer y me dio libertad para tomar decisiones.

"Nunca se entrometió" 

Entiendo que usted no se sintió coartado ni presionado por el papa emérito.

Daba libertad, nunca se entrometió. Por ahí, en una ocasión en que hubo una decisión que no entendía, me preguntó al respecto con mucha naturalidad. Me dijo: «Mire, yo no entiendo esto, pero la decisión está en sus manos», y yo le expliqué los motivos y quedó contento.

¿Benedicto se opuso a alguna de sus decisiones?

 

Él nunca me quitó el apoyo. Quizá hubo alguna cosa que hice con la que él no estaba de acuerdo, pero nunca lo dijo.

¿Cómo le gustaría que fuera recordado Benedicto XVI?

Como lo que fue: un hombre que tuvo el coraje de renunciar y que, a partir de entonces, siguió acompañando a la Iglesia y a su sucesor.

En el momento de su muerte 

(Recuerdo de su despedida de Benedicto, el miércoles 28 de diciembre de 2022)

Benedicto estaba acostado en la cama. Seguía consciente, pero no conseguía hablar. Me miraba, me apretaba la mano, entendía lo que yo le decía, pero no lograba articular palabra. Estuve un rato con él así, lo miraba y le tomaba la mano. Recuerdo perfectamente sus ojos claros... Le dije unas palabras con cariño y lo bendije. De esta forma, nos despedimos y me marché. Pero, entonces, pasó una cosa muy fea.

¿Qué ocurrió?

Yo estaba saliendo, me acompañaba allí uno de los enfermeros, y uno de los médicos que estaban en el monasterio le dijo: «Tu sei uno spione», ‘Eres un chivato’, acusándolo con tono despectivo. Esto que cuento es histórico.

¿Por qué le dijo eso?

La mentalidad de los médicos era mantener todo cerrado. De alguna forma, me hizo caer en la cuenta de que tenían a Benedicto casi «bajo custodia». Entiéndame, no digo preso o encerrado, pero sí algo «custodiado». 

Finalmente, el Papa reveló a Javier Martínez-Brocal que ya había ordenado una revisión del funeral papal, explicando que el velatorio de Benedicto XVI fue el último con el cuerpo del Papa fuera del ataúd y del catafalco con almohadones. Los Papas «sean velados y sepultados como cualquier hijo de la Iglesia. Con dignidad, como cualquier cristiano». 

La cuestión de los homosexuales 

Francisco también relató un caso concreto en el que fue defendido por Benedicto XVI. "Tuve una entrevista muy bella con él cuando unos cardenales fueron a verle extrañados por mis palabras sobre el matrimonio, y él fue clarísimo con ellos. Un día se presentaron en su casa para hacerme prácticamente un proceso y me acusaron ante él de que yo promovía el matrimonio homosexual. Benedicto no se agitó, porque sabía perfectamente lo que yo pienso. Los escuchó a todos, uno a uno. Los calmó y les explicó todo. Fue una vez que mencioné que, como el matrimonio es un sacramento, no puede administrarse a parejas homosexuales, pero que, de alguna manera, había que dar alguna garantía o una protección civil a la situación de estas parejas. Dije que en Francia existe la fórmula de las “uniones civiles”, que, a primera vista, puede ser una buena opción, pues no se limita al matrimonio. Por ejemplo —pensaba—, se pueden acoger a ella tres ancianas jubiladas que pueden compartir servicios de salud, herencia, vivienda, etcétera. Quisiera decir que me parecía una fórmula interesante. Algunos fueron a decirle a Benedicto que yo estaba diciendo herejías. Él los escuchó y, con mucha altura, los ayudo a distinguir las cosas… Les dijo: “Esto no es una herejía”. ¡Cómo me defendió!… Él siempre me defendió".         

Temores y miedos

Javier Martínez-Brocal explica en su libro: "He visto en estos últimos años, que no se trataba de miedos injustificados. Desde que Benedicto XVI anunció su renuncia, y a lo largo de los diez años siguientes que vivió del pontificado del papa Francisco, esos temores se hicieron realidad de varias formas y con distintos niveles de gravedad". 

En febrero de 2013, antes del inicio de la sede vacante, hubo quienes sembraron la sospecha de que la renuncia de Benedicto no había sido válida. Presumían, por ejemplo, que el papa había recibido algún tipo de presión desde dentro o fuera del Vaticano, que tal vez había tomado la decisión con ligereza o que había renunciado solo al «ejercicio del ministerio» y no al propio ministerio en sí mismo. La situación obligó al pontífice a reiterar, ante audiencias diferentes, que renunciaba plenamente, con total libertad y después de haberlo considerado a conciencia y con la mayor atención.

Otros aventuraron que la renuncia no podría ser completa en un sentido estricto, pues, al haber sido papa, Benedicto XVI inevitablemente seguiría ejerciendo, en todo caso, alguna modalidad de ministerio petrino, aunque solo fuese de un ejercicio parcial.

Se llegó a cuestionar la validez del cónclave

Más adelante, en aquellos primeros meses de estupor y confusión, se llegó a cuestionar la validez misma del cónclave y a poner en duda la elección del sucesor del papa Benedicto, debido a que uno de los escrutinios resultó inválido por problemas técnicos. Un cardenal había doblado e introducido sin darse cuenta dos papeletas en lugar de una sola, por lo que tuvieron que repetir la votación, tal y como indica el reglamento.

La situación tomó un nuevo cariz cuando, con las primeras decisiones del nuevo pontífice, desde algunos sectores —partidarios acérrimos tanto de Francisco como del papa emérito— comenzaron a hacer comparaciones, siempre molestas.

Dos ruidosos bloques 

Aunque la inmensa mayoría de los católicos había aceptado pacíficamente la nueva situación, y Francisco y Benedicto, ajenos a esas polémicas, mostraban recíprocamente sincera cordialidad, familiaridad y fair play, los parangones derivaron primero en diferencias y luego en roces entre los respectivos grupos. Así se fueron formando, poco a poco, dos ruidosos bloques de adeptos de uno u otro pontífice que cristalizaron en dos mentalidades de «adversarios». Estos no congregaban a personas que, sin más, mostraban la natural sintonía hacia uno u otro pontífice, en línea con sus propias visiones del cristianismo o sus prioridades para la Iglesia, sino que iban mucho más allá.

Benedicto en la Verdad, Francisco en la Caridad 

No entendían que cada papa «habla de Dios, dirigiendo la mirada hacia el lugar donde lo ha encontrado: Benedicto lo encontró buscando la Verdad a través de la investigación académica en Teología; Francisco, en el reflejo del Amor de Dios y la Caridad, cuando ayudaba a las personas pobres, a los descartados», según explicaba el veterano cardenal Julián Herranz, que ha prestado décadas de servicio en el Vaticano a seis pontífices.

La rivalidad entre los «seguidores» de uno u otro papa dio paso a un continuo atribuir a uno solo de ellos la mayoría de los males de la Iglesia o la única solución posible a las dificultades a las que se enfrentaba. Sus abanderados más extremos, en cada uno de los bandos, comenzaron a leer las decisiones y los gestos de Francisco o de Benedicto como maniobras ideológicas para debilitar o contrarrestar las del otro. La estrategia de estos grupos era minimizar los éxitos del «contrincante» y exagerar sus errores, al pensar que así engrandecían la figura de su favorito.

El papel de los medios de comunicación 

«Al margen de algunas películas y novelas de ficción que se lanzaron en aquellos años, pienso que la propia dinámica informativa de los medios de comunicación, de los que formo parte, alimentó la consolidación de esos dos bloques y aumentó las distancias entre ambos. Por un lado, la falta de especialización del periodista ante la complejidad de las cuestiones eclesiásticas le llevaba a destacar en las noticias y reportajes tan solo la cuestión más candente, sin entrar en matices. Por el otro, la búsqueda de un titular con gancho, los límites impuestos por la falta de espacio y la necesidad de despachar, en pocas frases, conceptos complejos, llevaban a poner el foco, exclusivamente, en los elementos de conflicto, así como las diferencias y las rupturas entre ambos pontificados», explica Javier Martínez Brocal.

¿Dos papas enfrentados? 

Como resultado, se consolidaron tres reconstrucciones de estos años que reducían al Vaticano o bien a un nido de serpientes que luchaban por el poder o bien a una corte de nostálgicos que frenaban las reformas del pontífice o bien a una guerrilla de revolucionarios que desmantelaban lo que se había construido con esfuerzo durante siglos. El telón de fondo de esta caricatura eran dos papas que convivían enfrentados.

El «relato» se hizo tan verosímil que, en algunos ambientes, elogiar a uno de ellos era interpretado como una ofensa hacia el otro. La situación condujo a muchos a pensar que el fallecimiento de Benedicto XVI abriría las puertas a una ola de osadas reformas por parte del papa Francisco y que desencadenaría una virulenta rebelión encabezada por exponentes de sectores conservadores, que se habrían mordido la lengua solo por respeto al papa emérito. En el libro se explica que nada de eso ha ocurrido. O, al menos, no hasta ahora.

Explicaciones sobre la "tensa" convivencia 

Por eso, es legítimo que el público pida explicaciones sobre cuánto hay de cierto a propósito de la supuestamente «tensa» convivencia entre los dos papas que hemos reiterado durante estos años, qué hay de verdad y qué hay de leyenda en esa reconstrucción de la reciente etapa histórica.

«La cuestión central es que para aclararse y reconstruir lo que ocurrió dentro de los muros vaticanos en esta década decisiva para el presente y el futuro de la Iglesia católica falta una pieza fundamental. No se cuenta con la perspectiva del protagonista principal de esta relación. Del único que puede aclarar el asunto de primera mano", dice Martínez-Broca. 

Francisco nunca había hablado extensamente sobre su relación con Benedicto. Hasta ahora en esta entrevista con Javier Martínez-Brocal.

Portada del libro.
Portada del libro.

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