Lecturas de hoy. Martes 27 de febrero de 2024

Cristo, a diferencia de aquellos escribas y fariseos, vivía lo que predicaba. Fomentemos en nuestro corazón una actitud de servicio que nos lleve a vivir entregados continuamente a los demás

Retablo del Altar Mayor de la Catedral de Ávila
Retablo del Altar Mayor de la Catedral de Ávila
  1. Primera lectura
  2. Salmo
  3. Versículo antes del Evangelio
  4. Evangelio
  5. Comentario

Lecturas del Martes de la 2ª semana de Cuaresma

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (1,10.16-20):

Oíd la palabra del Señor,
príncipes de Sodoma,
escucha la enseñanza de nuestro Dios,
pueblo de Gomorra.
«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista
vuestras malas acciones.
Dejad de hacer el mal,
aprended a hacer el bien.
Buscad la justicia,
socorred al oprimido,
proteged el derecho del huérfano,
defended a la viuda.
Venid entonces, y discutiremos
—dice el Señor—.
Aunque vuestros pecados sean como escarlata,
quedarán blancos como nieve;
aunque sean rojos como la púrpura,
quedarán como lana.
Si sabéis obedecer,
comeréis de los frutos de la tierra;
si rehusáis y os rebeláis,
os devorará la espada
—ha hablado la boca del Señor—».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 49,8-9.16bc-17.21.23

R/.
 Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios

V/. No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños. 

R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios

V/. ¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos? 

R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios

V/. Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios».

R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios

Versículo antes del Evangelio

Apartad de vosotros todos vuestros delitos -- dice el Señor -- renovad vuestro corazón y vuestro espíritu.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (23,1-12):

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor

 

Comentario

En el evangelio que la Iglesia nos invita a considerar hoy, el Señor realiza una dura crítica a aquellos escribas y fariseos que, en su modo de actuar, se guían por la apariencia externa de sus acciones en lugar de vivir de acuerdo con la verdad.

En ocasiones, esta crítica realizada por el Señor contra los hipócritas ha constituido el fundamento para que algunos calificasen a Jesús como un revolucionario frente a las prácticas denostables de las que Él mismo se distanció.

Sin embargo, el Señor no pretende abolir la Ley enseñada por escribas y fariseos (cfr. Mt 5, 17), sino purificarla y llevarla a su plenitud. En contraste con aquellos hombres que “dicen, pero no hacen” y “apetecen ser los primeros”, Jesús nos enseña que los cristianos estamos llamados a servir y humillarnos. Y, a diferencia de ellos, Jesús no solo lo dice, sino que corroborará estas palabras con su muerte en la cruz.

El cristiano, como buen discípulo de Cristo, ha de buscar el servicio y no el honor. Precisamente esta perspectiva, que se traduce en un modo de vivir, es lo realmente revolucionario del mensaje de Cristo. Un discurso que no se queda en la teoría, sino que se hace vida porque se concreta en los mil detalles de cada jornada.

Con su vida y sus palabras el Señor nos va preparando para acoger el inminente don de la Pascua. Vivir en una actitud continua de servicio y entrega a los demás es el mejor modo de dejar que la gracia entre en nuestro corazón.

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