Las lágrimas de las doce reclusas a las que el Papa ha lavado los pies este Jueves Santo. Vea el vídeo

Francisco: “Jesús perdona todo. Jesús perdona siempre. Sólo pide que le pidamos perdón”

El Papa Francisco lava los pies a doce reclusas en la misa del Jueves Santo.
Las lagrimas de las doce reclusas a las que el Papa ha lavado los pies el Jueves Santo. Vea el vídeo.
  1. Doce reclusas de distintas nacionalidades 
  2. Un regalo hecho por las reclusas 
  3. "Jesús perdona todo y siempre" 
  4. "Solo pide que le pidamos perdón" 
  5. Vocación al servicio 
El Papa Francisco lava los pies a doce reclusas en la misa del Jueves Santo.
El Papa Francisco lava los pies a doce reclusas en la misa del Jueves Santo.

Por primera vez, el Papa Francisco ha lavado los pies a 12 mujeres en una prisión romana durante el rito del lavatorio de los pies de los oficios del Jueves Santo, misa de la Cena del Señor. 

Doce reclusas de distintas nacionalidades 

Como es tradicional, Francisco celebra esta Eucaristía del Jueves Santo en un centro penitenciario de Roma. Esta vez, ha tenido lugar en la sección femenina de la cárcel de Rebibbia, bajo una gran carpa en el patio de la prisión a la que han asistido unas 200 personas, entre las que se encontraban reclusas, ex reclusas, personal penitenciario y algunas familias.

La cárcel de mujeres de Rebibia cuenta con 370 reclusas, y es uno de los dos centros más importantes del este de la capital italiana, informa Vatican News. 

El Papa llegó a la cárcel por la tarde y saludó a las mujeres de la asamblea, antes de colocarse junto al altar dispuesto para la ocasión.

Inmediatamente después de la homilía, el Papa procedió a lavar los pies de doce reclusas, de entre 40 y 50 años, de varias nacionalidades diferentes: Italia, Bulgaria, Nigeria, Ucrania, Rusia, Perú, Venezuela y Bosnia. La emoción y las lágrimas era evidente en los rostros de las mujeres como se puede observar en el vídeo al final de esta noticia. 

El Papa besa los pies a una reclusa. Foto AFP.
El Papa besa los pies a una reclusa. Foto AFP.

Un regalo hecho por las reclusas 

Después de este rito, monseñor Diego Ravelli, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, ofició la misa.

La celebración terminó con unas palabras de agradecimiento de Nadia Fontane, directora del centro y se hizo entrega al Papa de una cesta con alimentos elaborados por las mujeres de la cárcel, un rosario con los colores del arco iris y dos estolas confeccionadas por las internas. El Santo Padre regaló también un cuadro de la Virgen María a la cárcel de Rebibbia.

Las reclusas entregan al Papa una cesta hecha por ellas. Foto: AFP
Las reclusas entregan al Papa una cesta hecha por ellas. Foto: AFP

"Jesús perdona todo y siempre" 

En su homilía, el Papa dijo: “Jesús perdona todo. Jesús perdona siempre. Sólo pide que le pidamos perdón”. 

 Tras leer el Evangelio de la Última Cena de Cristo, tomado del relato de San Juan, Francisco quiso llamar la atención sobre dos momentos especiales. En primer lugar, el lavatorio de los pies que Jesús realiza a sus discípulos antes de la última cena:

 

 “Jesús se humilla, Jesús con este gesto nos hace comprender lo que había dicho: "No he venido a ser servido, sino a servir". Nos enseña el camino del servicio”.

"Solo pide que le pidamos perdón" 

Luego, Francisco menciona como segundo “triste” episodio, la traición de Judas.

“Judas que no es capaz de amar, y luego el dinero, el egoísmo le llevan a esta cosa fea. Pero Jesús perdona todo. Jesús perdona siempre. Sólo pide que le pidamos perdón”.

Fue un gesto que permitió a Cristo mostrar su amor absoluto. "Jesús perdona todo, perdona siempre", insistió el Papa, "a nosotros nos toca pedir perdón". En las palabras improvisadas de su homilía, Francisco recordó la anécdota de una mujer anciana que le había dicho: "Jesús no se cansa nunca de perdonar, pero somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón". El Papa reiteró, entonces, su invitación:

“Pidamos hoy al Señor la gracia de no cansarnos. Siempre, todos tenemos pequeños fracasos, grandes fracasos - cada uno tiene su propia historia. Pero el Señor siempre nos espera, con los brazos abiertos, y nunca se cansa de perdonar”.

Vocación al servicio 

Al concluir el Papa retomó el tema de la vocación de servicio, justo antes, como anunció él mismo, del rito del lavatorio de los pies que hizo Jesús a sus discípulos:

“Es un gesto que llama la atención sobre la vocación de servicio. Pidamos al Señor que nos haga crecer, a todos, en la vocación de servicio”.

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