La Catedral de Santiago recupera uno de sus tesoros desconocidos: los relieves del Vía Crucis

Se trata de unas planchas de hierro fundido y patinado, que se se integran en marcos de madera de finales del siglo XIX

La Catedral de Santiago recupera uno de sus tesoros desconocidos: los relieves del Vía Crucis.
La Catedral de Santiago recupera uno de sus tesoros desconocidos: los relieves del Vía Crucis.
  1. Redescubrimiento del sepulcro apostólico
  2. Procedentes de una fundición francesa 
  3. Reciente investigación 
  4. Vía Crucis, oración del tiempo cuaresmal 
La Catedral de Santiago recupera uno de sus tesoros desconocidos: los relieves del Vía Crucis.
En el Vía Crucis se recorren las 14 estaciones de la Pasión de Cristo, cada una de ellas representada en cada relieve.

Durante la Cuaresma y la próxima Semana Santa, en las naves de la catedral, se volverán a colocar los 14 relieves que conforman el Vía Crucis, de finales del siglo XIX. Para ello se han instalado unos soportes, sobre los que van apoyados, de manera que, una vez terminado el tiempo cuaresmal, pueden retirarse fácilmente.

Hasta 2020 estuvieron colgados en los paramentos, en diferentes espacios de las naves. Con motivo de las obras de restauración en el interior de la catedral fueron retirados. Ahora, tras un proceso de limpieza y restauración, quedan colocados en los nuevos soportes, de manera que se mejora su visión, y permite un mejor transporte.

Redescubrimiento del sepulcro apostólico

En el año 1879, bajo el episcopado del Cardenal Payá y Rico, tuvo lugar un acontecimiento de especial relevancia para la catedral, el redescubrimiento del sepulcro apostólico, que
permanecía oculto desde final del siglo XVI. Esta segunda inventio, en la que participó, entre otros, el canónigo e historiador Antonio López Ferreiro, supuso el punto de partida a un proceso de recuperación de las peregrinaciones y del culto al apóstol Santiago que, siglo y medio después, vive en la actualidad un período de esplendor.

También sirvió para llevar a cabo una serie de actualizaciones y renovación de la catedral
compostelana, que se fue adaptando a las necesidades de estos “nuevos peregrinos” con
diversas obras, de manera especial durante el largo episcopado del Cardenal Martín de Herrera, entre los años 1889 y 1922, en el que se sucedieron cinco años santos, algunos de ellos particularmente multitudinarios.

En este contexto se encuentra, junto a otras destacadas piezas de los fondos catedralicios, la incorporación del Vía Crucis que, hasta fecha reciente, “decoró” los muros de las naves laterales del templo. 

Procedentes de una fundición francesa 

El Vía Crucis de la catedral compostelana fue un regalo a la Basílica jacobea a cargo del catedrático de la Universidad de Santiago D. José María Fernández Sánchez. Se trata de un conjunto de planchas en relieve, realizadas en hierro patinado, procedentes de la famosa fundición francesa de Val d’Osne. 

En un estilo clasicista y de volúmenes redondeados se representan, en las habituales
catorce estaciones del Vía Crucis, otros tantos pasajes de la Pasión de Cristo, desde su
condena hasta el Santo Entierro; todo ello con un gran sentido narrativo
y un gusto por generar distintos registros en los relieves, utilizando, en muchas ocasiones, arquitecturas como fondo.

Los relieves de hierro fundido y patinado se integran en marcos de madera decorados con apliques dorados con forma de palmetas y se rematan, en su parte superior, con una cruz y la numeración de cada escena en números romanos dorados.

Reciente investigación 

Una reciente investigación del director técnico del Museo de la Catedral, Ramón Yzquierdo Peiró, ha confirmado que estas piezas son una donación del catedrático de la Universidad de Santiago José María Fernández Sánchez, pero que ahora se justifica con la aparición del acta capitular que así lo corrobora.

 

En la misma acta capitular se indica también que, una vez recibida la donación, fueron colocados en el espacio situado entre el trascoro y las puertas del Obradoiro, incluyendo el Pórtico de la Gloria, tal y como se puede ver en algunas fotografías de la época.

En ese ámbito se encontraba el altar de la Virgen de la Soledad, así como un calvario de época gótica, y, además, ahí se montaba el Monumento de Semana Santa. De esta forma, toda esa zona de la catedral quedaba asociada a la temática propia del tiempo cuaresmal. Una vez retirado el coro, a mediado del siglo XX, fueron reubicados a lo largo de las naves laterales y crucero.

Vía Crucis, oración del tiempo cuaresmal 

El Via Crucis es un rezo propio del tiempo cuaresmal, en el que se recuerdan las diferentes escenas relacionadas con la pasión de Jesucristo, en concreto desde el prendimiento hasta su entierro, tras la muerte en la cruz. Para apoyar el rezo se recorren las 14 escenas, llamadas estaciones, cada una de ellas representada en cada relieve. En la catedral se realiza cada viernes de cuaresma, después de la misa de las 19:30 h, recorriendo las naves del templo.

Toda la información sobre la recuperación de este conjunto puede consultarse en el último número de Galicia histórica, la publicación mensual del Archivo-Biblioteca de la Catedral de Santiago.

Una imagen de un relieve del Vía Crucis.
Una imagen de un relieve del Vía Crucis.

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