Mensaje navideño a los responsables del Vaticano

El Papa denuncia “resistencias malvadas” a sus reformas de la Curia romana

Afirma, sin embargo, que todas las barreras, incluso las menos buenas, son necesarias “y merecen ser escuchadas”

El Papa Francisco ofreciendo el discurso de Navidad a la Curia Romana.
El Papa Francisco ofreciendo el discurso de Navidad a la Curia Romana.

En su discurso de Navidad a la Curia Romana, es decir, a los responsables de los distintos organismos del Vaticano (dicasterios) el Papa ha denunciado “las resistencias malvadas” que se oponen a sus reformas de la Curia romana que “a veces nace de la buena voluntad”, pero otras “de corazones asustados y endurecidos”.

A las 10.30 de la mañana de ayer, Francisco pronunciaba su tradicional mensaje de Navidad en la Sala Clementina del Vaticano. Este mensaje es muy esperado por toda la comunidad católica puesto que el Santo Padre siempre da serias recomendaciones sobre el estilo de vida que deben tener quienes trabajan para la Santa Sede.

El Santo Padre consideró sin embargo “normal” y hasta “saludable” que surjan dificultades en un proceso de reforma, según publica Vatican Insider. Mencionó tres tipos de “resistencias”: unas “abiertas”, que nacen de la buena voluntad y del diálogo sincero; otras “escondidas”, que nacen de los “corazones atemorizados y petrificados” que se alimentan de las “palabras vacías del gatopardismo espiritual”; y las restantes, “resistencias malévolas”, que germinan en “mentes distorsionadas y se presentan cuando el demonio inspira intenciones malas”.

En su mansaje navideño, el Santo Padre indicó que “este último tipo de resistencia se esconde detrás de las palabras justificadoras y, en tantos casos, acusatorias, refugiándose en las tradiciones, en las apariencias, en las formalidades, en lo conocido, o quizás en el querer llevar todo al plano personal sin distinguir entre el acto, el actor y la acción”, completó.

Pero lejos de estigmatizar las reacciones, afirmó que todas las resistencias -incluso las menos buenas- son necesarias, “merecen ser escuchadas y animadas a expresarse”. Porque la falta de reacción “¡es un signo de muerte!”. Es más, sostuvo que las reacciones demuestran lo delicado del proceso de reforma, que debe ser vivido con “fidelidad a lo esencial”, “valentía evangélica”, “sabiduría eclesial”, con escucha atenta, tenaz acción, firmes decisiones, pasos concretos hacia adelante y –cuando resulte necesario- “también pasos atrás”, con “incondicionada obediencia”, con responsable potestad, con “mucha oración” y “profunda humildad”

El Pontífice dijo que la reforma que está implementando "será eficaz sólo y únicamente si se realiza con hombres 'renovados' y no simplemente con 'nuevos' hombres".

Francisco explicó que la reforma del Gobierno de la Iglesia "no tiene fines estéticos" y que "no puede ser entendida como una especie de lifting o de maquillaje para embellecer el anciano cuerpo curial o como una operación de cirugía estética".

"Queridos hermanos, no son las arrugas de la Iglesia lo que se tienen que temer, sino las manchas", declaró, según recoge la agencia Efe.

Por ello, indicó que para realizar la reforma no basta "cambiar el personal, sino que los miembros de la Curia se renueven espiritualmente, humanamente y profesionalmente".

"La reforma de la Curia no se actúa con el cambio de las personas -que se está realizando y se realizará- sino con la conversión en las personas", explicó, para añadir que "sin una conversión y una purificación permanente, sin un cambio de mentalidad, el esfuerzo funcional resultaría en vano".

 

El cáncer de la Iglesia

Por ello, recordó que en los anteriores discursos a la Curia les había hablado de las "enfermedades y de las curas" de los miembros del Gobierno de la Iglesia para "poder llegar al éxito".

En el discurso de ayer, el Santo Padre enumeró y explicó los doce criterios que tienen que inspirar la reforma de la Curia: individualidad, pastoralidad, misionaridad, racionalidad, funcionalidad, modernidad, sobriedad, subsidiariedad, sinodalidad, catolicidad, profesionalidad y gradualidad.

Y advirtió también que en esta reforma debe eliminarse para siempre el criterio "promoveatur ut removeatur" (una ascensión para quitarse de en medio a alguien) que dijo "es el cáncer" de la Iglesia.

Discursos de otros años

En su discurso de 2013, Francisco recordó dos aspectos importantes e inseparables del trabajo de la Curia: la profesionalidad y el servicio, indicando a San José como modelo a imitar”. En 2014, les advirtió de una serie de tentaciones, en lo que consideró un catálogo de los males o "enfermedades curiales”. y pidió examinar la conciencia.

Y el año pasado dijo que los males y hasta los escándalos no podrán ocultar la eficiencia de los servicios que la Curia Romana –con esfuerzo, responsabilidad, diligencia y dedicación, y "esto es un verdadero consuelo”. El Santo Padre aseguró que la reforma de la Curia, “seguirá adelante con determinación, lucidez y resolución, porque Ecclesia semper reformanda (La iglesia siempre debe ser reformada)”.

 



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