El juramento de Obama

La semana pasada Barack Obama juraba como Presidente de los Estados Unidos en una liturgia casi religiosa y sin complejos. Una lección para la vieja Europa que llega del nuevo Mundo. El orbe ha visto una ceremonia supersolemne, con las banderas decorando el Capitolio contempladas con orgullo por casi un millón de norteamericanos allí presentes.

Obama juró poniendo su mano sobre dos Biblias dos, una que perteneció a Lincoln y otra a Luther King, sostenidas por su esposa Michelle. Todo indica que hacía el juramento solemne ante. El Presidente renovaba después su mandato con un discurso fervoroso para responsabilizar a los norteamericanos de luchar por una paz permanente sin tener que pagar una guerra perpetua, dando por acabados diez años de guerra. También se presentó como continuador de los fundadores de su país para defender los derechos de todos, regularizando a los inmigrantes ilegales, ampliando la cobertura sanitaria y permitiendo el matrimonio homosexual. Pero se olvidó de los no nacidos que no tienen voz ni voto ni forman grupos lobbies para descomponer la familia.

Pero en cualquier caso el juramento del Presidente Obama estaba empapado de sentido religioso y de fervor patriótico, de confianza en su país, de llamamiento a la unidad sin trincheras políticas. La cúpula del Capitolio de Washington presidió esta ceremonia solemne coronada por una estatua de la libertad que tiene a sus pies la leyenda en latín "E pluribus unum". Sí, la vieja Europa tiene que aprender mucho de América en el reconocimiento de sus raíces cristianas y del valor social de la fe recibida en Dios.

jortizlopez10@gmail.com

 

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