Medicina de Dios
Les curó con un pez. A Tobit de una enfermedad física de los ojos. A Sarra de un demonio que había matado durante la noche de boda a siete hombres que se habían casado con ella. No por casualidad nuestro personaje se llama Rafael, y su nombre significa "medicina de Dios". Su curiosa historia es desgranada en el libro de Tobías, y nos muestra algo más que una pequeña fábula.
En estos días, se está celebrando la XXVII Conferencia Internacional que organiza el Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios bajo el título "El hospital como lugar de evangelización, misión humana y espiritual". Desde el pasado jueves, médicos de todo el mundo se han dado cita para repensar la nueva evangelización en el mundo sanitario. ¿Y qué tiene que decirles Rafael?
Rafael muestra que un pez tiene que ver con la medicina. Y este pez no es más que un símbolo de Jesucristo. En la medicina Dios tiene cabida. No es una disciplina aséptica y científica, que camine en un plano paralelo a la religión. Se trabaja con personas, y la curación más profunda de estas se encuentra en este pez. Espero que estos días muestren que Dios tiene algo que decir en los hospitales. Espero que esta conferencia subraye la importancia de una asistencia integral del enfermo, sabiendo que es hijo de Dios y que participa de su dignidad.
Por varias circunstancias, he pasado más tiempo del que yo quisiera en una habitación de hospital, acompañando a familiares y amigos. Y les aseguro que se agradece cuando un profesional se preocupa por ti, y no sólo por tus células. Una señora me decía llorando la semana pasada que el médico le había dicho que se le morían 30 "viejos" al mes, y que su padre no tenía por qué ser la excepción. Son cosas como estas las que hacen necesaria la reflexión de esta conferencia. Me apena que una profesión tan humana como la medicina, se olvide de que sus pacientes son más que un saco de huesos. La alegría de una enfermera puede hacer que se haga menos duro el tratamiento de quimioterapia, y el trato de un médico puede motivar a un joven a afrontar la enfermedad con optimismo.
Entonces, ¿es posible la Nueva Evangelización en los centros sanitarios? Por supuesto. Es el momento de reivindicar la fe cristiana como reconocimiento de la dignidad física y espiritual de los pacientes. Es el momento de que los capellanes no se limiten a una comunión express. Es el momento, en fin, de reivindicar que los cristianos tenemos mucho que decir.
