Denuncia de la crisis, ceder parte del seminario para desahucios... Cádiz y Ceuta sugieren a su obispo imitar las medidas sociales que ya se dan en otras diócesis

Un grupo de creyentes de la Diócesis de Cádiz y Ceuta llevamos reflexionando durante todo este curso 2012-2013 sobre la crisis que empezó en el año 2007 y dura ya muchos años y sus consecuencias nefastas, que están dejando en la exclusión social a tantísimas familias y personas.

La pérdida del trabajo ha traído como consecuencia la pérdida también de la vivienda, del fin de todos los recursos económicos y la caída, por tanto, en la exclusión social. Nos ha impresionado de modo muy especial el número de personas que se ven obligadas a pedir limosnas en las calles, recurrir a los comedores sociales para poder comer y buscar un espacio para poder dormir cada noche, ya sea un cajero automático de una entidad bancaria, un banco de alguna plaza o calle o algún local vacío o nave industrial en desuso.

Hemos estado reflexionando durante varias reuniones mantenidas a lo largo de todo el curso sobre lo que nos dice Jesús en el Evangelio y en los Hechos de los apóstoles y cartas de S. Pablo, de la actitud que debemos tener ante las personas marginadas, excluidas, enfermas o abandonadas.

Hemos estudiado la Doctrina Social de la Iglesia: la doctrina de los Santos Padres, del Concilio Vaticano II y de encíclicas como 'Caritas in Veritate'.

Hemos visto cómo en algunas diócesis: Cartagena, Bizkaia, Navarra, grupos numerosos de sacerdotes y laicos cristianos han tomado iniciativas en esta misma línea que la nuestra, para pedir a sus pastores soluciones urgentes ante estos problemas de falta de viviendas y de desahucios de tantísimas familias angustiadas.

También nosotros, nos queremos dirigir a Ud. para plantearle el resultado de nuestras reflexiones:

1.-. Entendemos que sería necesario que la Iglesia -y usted como obispo de Cádiz y Ceuta- denunciara las causas que están provocando toda esta situación de exclusión social en tantas personas. Como bien sabe, las personas deben ser lo primero, no los bancos. No se puede consentir que un país y un gobierno, atendiendo a las recomendaciones de los organismos económicos mundiales y europeos priorice la ayuda a los bancos con miles y miles de millones, mientras las personas están tiradas en las calles en peligro de morir, como ya ha ocurrido en Cádiz en algunos casos, alguno de ellos muy reciente.

2.-La Iglesia debería también exigir a las autoridades locales, provinciales o estatales la apertura inmediata de los numerosos locales vacíos que existen en Cádiz sin uso alguno, cerrado durante años. Y que se busquen medios para que las distintas asociaciones que trabajan con las personas sin hogar puedan atenderlas en su totalidad y necesidades, tanto de día como de noche, de modo que no tengan que dormir en la calle. Creemos que la falta de algún o algunos locales (uno en Cádiz extramuros y otro en Cádiz interior) no debería ser mucho problema.

Al mismo tiempo, la Conferencia Episcopal debe pedir, a nivel nacional, que se cambie la ley hipotecaria del año 1909 y se apoye la ILP que ha recogido más de 1.400.000 firmas exigiendo la dación en pago para la cancelación de la deuda y convertir la vivienda entregada en una vivienda en alquiler social, cuyo pago no exceda del 30% de los ingresos de quien la ocupa.

3.- Además de la excelente labor que Caritas está haciendo en la diócesis y en las parroquias en favor de los empobrecidos, en este nuevo tiempo eclesial que nos trae el nuevo Papa, nos gustaría que usted adoptara gestos concretos en apoyo de quienes más lo necesitan: aquellos que están tirados en la calle, sin techo ni hogar. Pensamos que la Iglesia, que dispone de varios o muchos locales vacíos y sin uso, puede y debe aportar alguno de ellos para estos casos y también para familias que puedan ser desahuciadas en los próximos meses, dada la evolución alarmante que está teniendo este problema que aumenta cada vez más entre los ciudadanos.

 

4.- Concretamente, le pedimos, Sr. obispo, que estudie la posibilidad de ceder parte del Seminario Diocesano para este fin, como ha hecho recientemente el obispo de Lleida, aunque se vea la forma de que otras entidades públicas o particulares puedan colaborar en la financiación de las obras necesarias.

5.- Por último, decirle que nos sentimos reconfortados con los gestos de humildad del nuevo Papa Francisco quien ha dicho que debemos acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños y también dijo: «¡Oh, cómo me gustaría una Iglesia pobre, y para los pobres!».

6. En este nuevo tiempo eclesial que nos trae el nuevo Papa nos gustaría que aquí en la diócesis adoptara gestos concretos en apoyo de quienes más lo necesitan: aquellos que están tirados en la calle, sin techo ni hogar.

7.- Estos gestos que le pedimos para la ciudad de Cádiz, entendemos que se pueden extender perfectamente a las demás localidades de la diócesis donde existan estos graves problemas de exclusión social, para buscar también soluciones a quienes más lo necesitan. Tenemos esperanza de que reciba nuestras reflexiones y propuestas sabiendo que lo hacemos movidos por nuestro afán de que la Iglesia diocesana dé respuesta, desde el compartir que pregona el Evangelio, a los más necesitados. Nosotros estamos dispuestos a colaborar en la medida de nuestras posibilidades en la puesta en marcha de estos proyectos.

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