En la Universidad Eclesiástica de San Dámaso

Conferencia de Omella sobre las parroquias: “Hay que acoger a todos, a los del lacito amarillo y a los otros”

El arzobispo de Barcelona menciona la iglesia de Santa Coloma, que ha solucionado problemas de mucha gente sin importar su afiliación política

El cardenal Juan José Omella en la Universidad Eclesiástica San Dámaso.
El cardenal Juan José Omella en la Universidad Eclesiástica San Dámaso.

El arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella pronunció ayer la conferencia “La parroquia misionera en la perspectiva del Papa Francisco” en unas jornadas organizadas por la Universidad Eclesiástica San Dámaso. La conferencia fue profunda y amena, consiguió hacer reír a sacerdotes y catequistas, dando muestras de nuevo de su capacidad de oratoria.

Omella he sido 20 años cura de pueblo, y ahora, de vez en cuando, se siente “perdido en la gran ciudad de Barcelona, ¡Qué problemática más distinta a las parroquias de los pueblos!”, comenzó su intervención.  

El cardenal inauguró estas jornadas a las que acudieron sacerdotes, párrocos pero también religiosas y laicos, “¿Por dónde tiene que ir nuestro pastoreo?” dijo y citando al Papa en su encíclica Evangelium Gadium, afirmó que “la parroquia no es una estructura caduca ya que puede tomar formas muy diversas que requiere la misión del pastor”.

Anécdota de Santa Coloma

El cardenal, fiel a su estilo en sus conferencias, que intercala profundidad y anécdotas, puso como ejemplo de parroquia integradora y acogedora a la de Santa Coloma de Gramanet, de un barrio humilde de Barcelona.

“El párroco me contaba que Santa Coloma empezó siendo un pueblo pequeñito, que poco a poco se iba llenando de inmigrantes que no tenían ni agua corriente, pero se iban aglutinando en torno a la parroquia. El párroco junto a los feligreses iban dando solución a los problemas que se iban presentando. Y, ahora, la parroquia está en los genes del pueblo y la parroquia y el pueblo son una unidad en este barrio. Y valoran tanto a la parroquia, y valoran tanto lo que han hecho, que se sienten miembros”.

Tras la misa que celebró el cardenal en Santa Coloma, el párroco le dijo: “Ya ha visto usted quienes estaban: los de Cabra que celebran misa por los 40 años de la venida de la Virgen de la Sierra, estaban los del lacito amarillo, la concejal de IU, estaban todos en misa y así es siempre y aquí, en la parroquia, es el único espacio donde se encuentran unos y otros, inmigrantes, catalanes, independentistas y no independentistas. Están en su casa. Bendita parroquia que puede acoger a todos”.

Renovación y acción

Omella aseguró que la parroquia tiene actualidad, no está muerta pero debe adaptarse continuamente. “La parroquia debe ser capaz de renovarse en esta situación actual, supone que debe estar en permanente contacto con la familia y con el pueblo, para que  no se convierta en algo separado de la gente”.

Asimismo, el arzobispo de Barcelona dio algunos puntos para impulsar la renovación de las parroquias, propuso algunas opciones pastorales que hay que promover en estos momentos, y qué rasgos tendrían que tener la vida espiritual de los pastores, a la luz del  Papa Francisco.

El cura de Jaca

Omella subrayó que hay que “ser realistas siendo muy fieles al Señor. Encontramos un anhelo de un futuro más humano. Por eso, debemos poner en el centro de nuestra comunidad a Jesús, no es el cura ni las acciones, igual da que haya o no haya proyectos pastorales, mejor o peor, si al final cuando uno habla de Jesucristo, cambia el corazón humano. Seducidos por Jesús y la gente acude a esa comunidad”.  

Y dio un toque de atención a catequistas y teólogos. “Está muy bien pintar a Jesús pero lo importante es animar a encontrarse con Él. Teólogos, la transmisión de la verdad, por supuesto, herejías ninguna pero ¿has llegado al corazón de la gente. Es necesario subrayar en las homilías la necesidad de aprender a vivir como Jesús, háblarles al corazón. Ayudar a otros a que hagan, no hacer todo el sacerdote”.

 

Y puso como ejemplo al cura de Jaca: “Don Benito era un cura más antiguo que el Antiguo Testamento, todo el día con sotana. Era de un pueblo de Jaca, pues decían de él que sí que era un cura de verdad, que casi no sabía ni expresarse, pero se remangaba la sotana y arreglaba el techo de la parroquia, y se iba con la gente, le querían y le adoraban porque tenía amor”.  

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