Los tres mártires de Pakistán

Los tres mártires de Pakistán son en realidad muchos más. Los más recientes Shabbaz Batti, ministro para las minorías religiosas que fue asesinado o Asia Bibi que está a la espera de que se lleve a cabo su condena a muerte. La última; la niña Muqadas Kainat, de 12 años, una vida doblemente peligrosa por mujer y por cristiana en un país como Pakistán.

Puede que no se trate de una muerte por motivos religiosos, puede que sus violadores y asesinos no supieran que Muqadas Kainat era cristiana, pero sí es cierto que la vida de esta niña estaba doblemente en riesgo. Quienes mataron a esta niña de 12 años vieron en ella una presa fácil. Era una mujer y además cristiana. Era una víctima tan sencilla como lo fueron Shabaz Batti o Asia Bibi.

Los cristianos son el 1,6% en el país, la segunda confesión religiosa tras la mayoría absoluta de musulmanes. El problema no reside en el que el 97% de la población de Pakistán profese el Islam, el problema está en la falta de respeto de los derechos humanos y nadie hace nada por remediarlo.

Son víctimas de la Ley antiblasfemia, inspirada en la ley religiosa islámica, que sanciona con la pena de muerte cualquier ofensa de palabra u obra contra Alá, Mahoma o el Corán.

Una suerte mejor corrió Rimsha Masih, de 11 años. Al menos ella hasta ahora conserva la vida, aunque podría ser condenada a cadena perpetua por haber "profanado el Islam". Rimsha incumplió la ley antiblasfemia al quemar algunas páginas del Corán que encontró en la basura en la que rebuscaba. Que Rimsha sea analfabeta y discapacitada no son atenuantes para quienes aplican esta ley. El 28 de agosto se sabrá su suerte, para la que aún se mantiene la esperanza de que a sus 11 años, Rimsha no pase a ser otra mártir en Pakistán.

 

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