El féretro de Juan Pablo II no se abrirá

La beatificación de Juan Pablo II, el próximo 1 de mayo, estará precedida por una hora de preparación en la que se rezará la Corona de la Divina Misericordia, devoción introducida por Santa Faustina Kowalska, y muy apreciada por el Papa polaco. Seguirá la Santa Misa con los textos del domingo de la Octava de Pascua. Después de la fórmula de beatificación, cuando se descubra el tapiz con la figura del nuevo beato, estallará un aplauso interminable cargado de emoción. Pasará inevitablemente por la mente el grito “santo subito” (santo ya), que un grupo de fieles entonó durante el funeral del 8 de abril de 2005, al terminar la homilía del cardenal Ratzinger. Concelebrarán con el Papa los cardenales. A los lados del altar de la Plaza de San Pedro se situarán las delegaciones de los diferentes países y los obispos y sacerdotes. Entre los representantes de naciones que actualmente han asegurado su asistencia figuran el Presidente de Polonia y el Rey de Bélgica.Después de la misa, el Papa y los cardenales se dirigirán al altar de la Confesión de la Basílica de San Pedro y rezarán unos instantes ante el cuerpo del nuevo beato. A partir de esa tarde, las personas que lo deseen podrán venerar los restos de Juan Pablo II. Si el flujo continúa, el 2 de mayo -antes y después de la misa de acción de gracias, que celebrará el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone-, será posible acceder a la basílica para venerar al beato.El viernes 29 de abril por la tarde se trasladará la tumba del beato Papa Inocencio XI -que se halla en la capilla San Sebastián de la basílica vaticana-, al altar de la Transfiguración, para dejar su lugar al cuerpo de Juan Pablo II. Esa misma mañana, el féretro del pontífice polaco -que no se abrirá en ningún momento- se trasladará ante la tumba de San Pedro, en las grutas vaticanas. La mañana del 1 de mayo, se llevará ante el altar de la Confesión de la basílica. La Vigilia del 30 de abril, que tendrá lugar en el Circo Máximo desde las 20 a las 22,30 horas, se dividirá en dos partes. La primera estará dedicada al recuerdo de las palabras y los gestos del Papa Juan Pablo II. Intervendrán algunos estrechos colaboradores del nuevo beato, como el cardenal Stanislaw Dziwisz, que fue su secretario, y Joaquín Navarro-Valls, ex director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Hablará también Sor Marie Simon-Pierre, cuya milagrosa curación abrió el camino para la beatificación de Juan Pablo II. La segunda parte se centrará en la celebración de los misterios luminosos del Santo Rosario, introducidos por el Pontífice. Se rezará en conexión directa con cinco santuarios marianos. Cada uno de los misterios estará ligado a una intención de Juan Pablo II. En el santuario Łagniewniki, en Cracovia, la intención será la juventud; en el santuario Kawekamo-Bugando (Tanzania), la familia; en el santuario de Nuestra Señora del Líbano - Harissa (Líbano), la evangelización; en la basílica de Santa María de Guadalupe, de Ciudad de México, la esperanza y la paz de las naciones; y en el Santuario de Fátima, la Iglesia. Al final, Benedicto XVI, en conexión desde el Vaticano, rezará la oración final e impartirá la bendición apostólica a todos los participantes. Esa noche permanecerán abiertas ocho iglesias romanas. Alfonso Bailly-Bailliére

 

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