Un abogado judío defiende (gratis) ante Estrasburgo el crucifijo en las escuelas

Diez Estados, entre ellos Rusia, se declararon hace un año “terceras partes” ante la sentencia dictada contra el Estado italiano que prohíbe el Crucifijo en las aulas de las escuelas y que está siendo debatida por la Gran Sala del Tribunal de Estrasburgo.

Como se recordará, el Gobierno italiano interpuso un recurso contra la sentencia del caso Lautsi, la ciudadana italiana de origen finlandés, que en 2002 había pedido a una escuela estatal de Padua, en la que estudiaban sus dos hijos, que quitara los crucifijos de las aulas.

En una entrevista a L’Osservatore Romano, el abogado y profesor en la Universidad de Nueva York, Joseph Weiler, explica su decisión de defender ante el Tribunal de Estrasburgo el recurso de los países -España no está entre ellos- a favor de la libertad de exponer el crucifijo en las escuelas italianas. El profesor, de religión judía, se presentó al debate frente a los catorce magistrados de la a Gran Sala, llevando la kipá, de modo que se viera claramente que estaba allí por la pluralidad de mundos y pensamientos.

“No he pedido dinero por la defensa”, asegura Weiler, que en su libro “Una Europa cristiana. Un ensayo exploratorio”, de 2003, escribe: “Es una Europa que en el debate público recupera toda la riqueza que puede provenir de la confrontación con una de sus principales tradiciones intelectuales y espirituales: su herencia cristiana”.

El profesor judío explica que nunca habla de “Cristianofobia” en sus libros, sino de “Cristofobia”, porque el hecho de no querer aceptar el crucifijo en las escuelas es “como tomársela con Jesús”.Por ejemplo, señala, “hay quien ataca a Cristo sin ningún conocimiento de las enseñanzas de la Iglesia o basándose sólo en los recuerdos del catecismo en las escuelas. Luego están los casos de envidia: el Papa que congrega a muchedumbres que desean escucharle; multitudes que ya les gustaría reunir a algunas estrellas del rock”.

Refiriéndose a la Convención Europea, recuerda que “tiene el gran honor de defender el pluralismo de las identidades estatales dentro de la comunidad y de prever que sus miembros tengan libertad de religión y libertad desde la religión en cada uno de sus países”. En este contexto, afirma que “es justo que los no creyentes se abstengan de la clase de religión, pero también es justo que un Estado conserve su identidad si quiere. La señora Lautsi quiere imponer el deber de la laicidad a Italia. Esto es contrario a la Convención, que habla de derecho a la laicidad, pero también de derecho a la pluralidad de culturas”.

Weiler hace hincapié en que en Europa hay países declaradamente “laicos” como Francia y otros como Alemania, Irlanda y Grecia, que en sus propias constituciones hacen referencia a Dios. “La reina Isabel –recuerda- también es cabeza de la Iglesia de Inglaterra: ¿queremos llegar a decir que no se puede poner la imagen de la reina en las escuelas británicas, ya que también es una imagen religiosa? Un Estado no puede abdicar de su patrimonio cultural, ya que proviene de una identidad religiosa. Lo establece la Convención Europea”.

Al preguntarle finalmente cómo terminará todo esto, responde que es difícil de decir. “Perder, sin embargo, siempre sería mejor que ganar con una motivación ambigua, sin reconocer por completo, por ejemplo, la importancia de la historia cristiana como verdadera constructora de la Europa en la que vivimos”.

Por Alfonso Bailly-Bailliére

 

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