Monseñor Munilla: "Es un milagro que la Iglesia esté viva. Un pecador y otro y otro suman algo santo"

Organizado por alumnos de la Universidad CEU San Pablo, el obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla, clausuró el ciclo de conferencias 'Con Ojos Nuevos'. Ante un auditorio repleto de jóvenes, monseñor Munilla dio testimonio de su vida de fe desde su más tierna infancia hasta ser nombrado Obispo de San Sebastián. Subrayó en su conferencia la comunión eclesial: "La Iglesia es un milagro, es mucho más que la suma de sus miembros".

José Ignacio Munilla comenzó desde su infancia agradeciendo la posibilidad de haber recibido las bases sólidas que conforman la estructura de una personalidad sana. "Era hijo de una familia compacta, unida, testigos del amor a Jesucristo". Para Munilla su familia fue un ejemplo de "suelo firme", sobre todo puntualizó que es muy importante "ya que te sabes querido incondicionalmente pues eres capaz de relativizar los problemas". Reconoció que desde pequeño siempre fue muy tímido y la educación cristiana recibida en su casa le ayudó a superar pruebas de naturaleza humana. "Confiaba que con Dios nunca tendría miedo, y así se lo pedía cuando bajaba al subsuelo de mi casa, el cual era un cuarto muy oscuro. Esa educación cristiana me iba haciendo maduro en las cosas de la vida"

En su andadura como joven no estuvo exento de las movidas nacionalistas que en aquel tiempo se cobraban la vida de varias personas. "Con 15 años, recuerdo que mataron al padre de un compañero de clase. Al funeral fuimos cinco, y fue muy triste e incluso muchos te increpaban y te señalaban por haber ido. Luego hubo una huelga general de estudiantes por los muertos etarras, que sometimos a votación si debíamos ir o no ir a clase. Recuerdo que mi timidez era grande, pero me levante y dije que hacía un mes habían asesinado al padre de un compañero y nadie decía nada, yo no es vote a favor o en contra, es que no voto. Me fui a clase y me siguieron tres, uno de los cuales es hoy cura". Munilla destacó que "a veces el que te fichen, que estés marcado --este es un tal, un cual--, es una gracia de Dios. Tenemos miedo a que nos encasillen pero te da más libertad", en el sentido de que Dios nos pone en cruces de camino para tomar decisiones, y eso es bueno."

Por otro lado, destacó que tuvo que soportar cinco juicios del Tribunal Supremo de Bilbao porque Heri Batasuna denunciaba la construcción de una parroquia. Esto hizo que muchas personas débiles en su fe despertasen "porque lo peor que te puede pasar es la medianía, la indiferencia. La madre Teresa dijo que el peor pecado era la indiferencia, la comodidad o tibieza. Por eso las persecuciones despiertan mucho, se mueven los corazones adormilados".

Vocación al Sacerdocio

"Fue en unos Ejercicios Espirituales, cuando después de la meditación sobre la llamada del Rey Eternal, el sacerdote colocó un brasero cerca del altar para que escribiéramos nuestro propósitos. Yo no supe que poner, así que coloqué mi nombre y le pedí a Dios que lo escribiera por mi", comentaba el Obispo sobre su llamada al sacerdocio. "Pero meses más tarde tuve un sentimiento fuerte de adhesión al sacerdocio que generaba cierta contradicción pero a la vez me daba mucha paz". Así pues, José Ignacio Munilla entró al seminario de Toledo: "Los años de oro de mi vida". Acudió con 17 años donde reconoce que aprendió de la experiencia de jóvenes mayores que él. Años más tarde, regresa a San Sebastián para ordenarse allí y donde, posteriormente, sería enviado al pueblo de Zumárraga.

"Pienso que ser sacerdote es algo maravilloso. Compartes alegrías, penas o que Jesucristo se manifiesta en las otras personas, etc.", decía Munilla con una sonrisa en su rostro. Aunque no todo era dorado pues más bien, en Zumárraga le esperaron muchos problemas que tuvo que afrontar. "Era una época en que el porro y la heroína estaban en su punto más álgido y me tocó implicarme en el Proyecto Hombre. El Sida también era frecuente y recuerdo que 108 jóvenes perdieron la vida, pero habían dejado la droga, se reconciliaron con sus familias y murieron en gracia" comentaba Monseñor sobre su experiencia y resaltó que "la vida tiene muchos líos, pero el Señor se sirve de todo".

"Nunca he obedecido tanto como desde que soy Obispo"

El prelado expresó su profunda convicción del sacerdocio algo de lo que nunca se ha arrepentido. Pero comentaba entre risas que un Obispo "es un cura con mala suerte". Una llamada a su móvil desde la nunciatura de Madrid le indicaba que tenía que presentarse al día siguiente sin comentarle a nadie que le habían llamado: "Al segundo pensé que algún amigo me la estaría jugando. Verifiqué si el número de la Nunciatura era el mismo pero no lo era. Llamé, me atendió la misma voz y para no quedar mal le pedí que me recordara la hora de la cita" comentaba entre las risas de los oyentes. Ahí fue cuando le comunicaron su nombramiento como Obispo de San Sebastián. En otro momento decía: "Yo me veía igual de verde que siempre, pero me imagino que todos los obispos se ven así, e incluso el Papa. Por eso la Iglesia es un milagro, porque los que la forman son super débiles".

Explicó que un Obispo no hace ni deshace a su gusto, sino que se deja ayudar, aprende. De hecho, comentó que "nunca había obedecido tanto desde que soy Obispo". Los problemas siempres estarán y recalcó la importancia de la confianza en Dios. Su lema episcopal reza: "In te Confido", "porque es lo que hay que hacer cuando vienen problemas. Como no podemos abarcarlos todos a la vez, es bueno dejarlo en las manos del Señor, e ir uno por uno", decía el Obispo con especial unción.

 

Acabó su conferencia explicando la importancia de la oración, que no nos la creemos pero que resuelve grandes cosas: "En vez de recabar firmas en apoyo al obispo tal o cual, aunque se haga con buena intención, no me valen. Lo que hay que hacer es un padrenuestro y un sacrificio por el Obispo. El Señor tiene sus instrumentos y, muchas veces, no nos lo creemos". Por último, agradeció la oportunidad en su vida de la experiencia con jóvenes en numerosos encuentros eclesiales y mentó a la Virgen María para dejar este encuentro en sus manos. "Hoy tengo la gracia de vivir con mi madre, la cual es una figura de la Virgen María, que nos cuida de una forma prolongada, sostenida, y potenciada. Ahí lo dejo todo, en sus manos", concluyó el Obispo, al cual le siguió un caluroso e intenso aplauso por parte del público estudiantil.

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