Una información que necesita a especialistas

No se trata de sentirnos exclusivos. Pero de la misma manera que a nadie se le ocurriría escribir sobre defensa sin distinguir a un alférez de un general o de economía sin diferenciar el PIB de la renta per cápita, en esto de la información religiosa ocurre algo similar.

Hace falta un poso profundo para el que se necesita buen entrenamiento. Y no solo se trata de tener fuentes bien informadas, más o menos exclusivas, sino de saber mucho, comprender mucho y aprender otro tanto. Comprender el hecho religioso, aprender a tratar de la manera más adecuada una información que toca cuestiones sensibles que atañen a las libres creencias del hombre, valorar sus trascendencia, requiere de un carácter concreto.

Durante cuatro años, el periodista Pablo Ginés ha puesto todo su empeño en aportar su profesionalidad a las noticias relacionadas con la información religiosa en el diario La Razón. Ahora estas cuestiones quedan en manos de los redactores de sociedad, de cuya buena voluntad nadie duda, pero que quizá no tendrán ese amplio conocimiento que aportaba Ginés. Desconocemos los motivos de la decisión aunque no se antoja descabellado pensar en un nuevo recorte de gastos en la parte más débil e imprescindible: la de la mente pensante que, al escribir, conforma el periódico.

El periodismo religioso no puede estar contento porque siempre que hay una voz menos, todos perdemos. Por suerte, la voz de Pablo Ginés seguirá presente en la vecina web ReligiónEnLibertad, ese portal que está acercando a cientos de personas a Dios a través de los testimonios, tan reales como sobrecogedores, de cómo el Señor cambia nuestras vidas. Allí, un gran profesional seguirá demostrando que esta información necesita a especialistas. Y los demás seguiremos leyéndolo.

Zenón de Elea

 

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