Nueva instrucción sobre el tratamiento a los difuntos

El Papa recuerda el deber de sepultar a los muertos, incluso sus cenizas, porque cree en la resurrección

Admite la cremación pero prohíbe esparcir los restos o guardarlos en casa. En Madrid se producen 20 incineraciones diarias y 8 entierros

Jardín de los recuerdos del Cementerio de la Almudena (Madrid) donde se dan sepultura a las cenizas.
Jardín de los recuerdos del Cementerio de la Almudena (Madrid) donde se dan sepultura a las cenizas.

La Santa Sede ha presentado la Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe Ad resurgendum cum Christo, acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación. El documento está dirigido a los obispos de la Iglesia Católica, pero atañe directamente a la vida de todos los fieles. 

Este documento nace entre otras cosas porque ha habido un  aumento incesante en la elección de la cremación  respecto al entierro en muchos países y es previsible que en un futuro próximo esta sea una praxis ordinaria.

Según ha podido saber Religión Confidencial, en el cementerio de la Almudena de Madrid, las incineraciones son muy superiores a las sepulturas: se producen unas 20 cremaciones diarias respecto a unos 8 entierros.

La Iglesia recuerda con este documento que “sigue prefiriendo la sepultura de los cuerpos, porque con ella se demuestra un mayor aprecio por los difuntos; sin embargo, la cremación no está prohibida, “a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana”.

Lo que queda claro es que, como dice el punto 4 de este documento, “si por razones de tipo higiénicas, económicas o sociales lleven a optar por la cremación, ésta no debe ser contraria a la voluntad expresa o razonablemente presunta del fiel difunto, la Iglesia no ve razones doctrinales para evitar esta práctica, ya que la cremación del cadáver no toca el alma y no impide a la omnipotencia divina resucitar el cuerpo y por lo tanto, no contiene la negación objetiva de la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo”.

Y el punto quinto añade: “Si por razones legítimas se opta por la cremación del cadáver, las cenizas del difunto, por regla general, deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio o, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin, por la autoridad eclesiástica competente”.

Cuándo se negarán funerales

Por estas razones, el punto 6 añade que “no está permitida la conservación de las cenizas en el hogar. Sólo en casos de graves y excepcionales circunstancias, dependiendo de las condiciones culturales de carácter local, el Ordinario, de acuerdo con la Conferencia Episcopal o con el Sínodo de los Obispos de las Iglesias Orientales, puede conceder el permiso para conservar las cenizas en el hogar. Las cenizas, sin embargo, no pueden ser divididas entre los diferentes núcleos familiares y se les debe asegurar respeto y condiciones adecuadas de conservación”.

Además, para evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista, no sea permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma, o la conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos”. Se negarán los funerales en el caso de que el difunto hubiera dispuesto la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana”.

Una tumba cuesta 8.500 euros

Religión Confidencial ha hablado con los capellanes del cementerio de La Almudena de Madrid. En su opinión, las incineraciones están aumentando fundamentalmente por razones económicas. Y es que una tumba en el cementerio de la Almudena cuesta 8.500 euros. “La Iglesia se adapta o permite las cremaciones porque no puede exigir más lo que uno puede dar”, explican los capellanes.

En opinión de estos sacerdotes, este documento viene a frenar los atropellos que se están cometiendo contra la dignidad del cuerpo. “Alma y cuerpo van unidos. Las personas no se cortan una parte del cuerpo y se lo guardan. Ciertamente, la gente que se guarda las cenizas es por apego o por cariño, pero la Iglesia recuerda que estamos de paso”, responden estos capellanes a Religión Confidencial.

 

Los sacerdotes explican a este Confidencial que “dar sepultura a las cenizas, además, evitan otras prácticas como misas negras o brujería. 

En el caso de que una persona haya esparcido las cenizas de un familiar por desconocimiento, la Iglesia continuará rezando por ellos. “Lo que hay que hacer es rezar por todos los difuntos”, señalan los capellanes.

Los sacerdotes del cementerio de la Almudena aseguran a RC que, desde el punto de vista psicológico es más digno y auténtico el hecho de decir: “Voy a visitar a mi madre, voy a visitar a mi padre, su cuerpo está allí, al menos le enterramos allí, hay una ubicación geográfica aunque ahora forme parte de la tierra, psicológicamente, la persona se siente acompañado por su familiar”.   

¿Pero con las cenizas en la casa uno no se siente también acompañado de su familiar? “Si –responde el capellán-. Pero el acto de enterrar dignamente no ha acontecido, no se lo han dado, y esta es la parte que quiere recordar el santo Padre.  


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