Alegría, Cruz, jóvenes. El Papa Francisco pide a la Iglesia que no caiga en el desánimo y que conserve el corazón joven, también a los 70 u 80 años

La plaza de San Pedro ha acogido la celebración de la Santa Misa del Domingo de Ramos precedida por la procesión de las palmas. Dos mensajes del Papa Francisco. En primer lugar, que los cristianos no deben caer en el desánimo sino que abrazar la cruz es motivo de alegría. La segunda, una llamada a los jóvenes para que aprovechen la JMJ de Río para anunciar al mundo la buena nueva de Jesucristo.

Llamada a los jóvenes. No solo a los jóvenes que irán a la Jornada Mundial de la Juventud que se va a celebrar en Río de Janeiro este verano, sino a todos los jóvenes, los de 70 y 80 años, porque el corazón de un cristiano siempre es joven. Ese ha sido uno de los mensajes que ha lanzado el Papa Francisco en la homilía del Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro. Les ha asegurado que se pone en camino con ellos "sobre las huellas del Papa Juan Pablo II y de Benedicto XVI".

Y otra vez un mensaje muy claro y sencillo. Tres palabras: alegría, Cruz, jóvenes. Sobre la alegría ha explicado que en el cristiano no cabe el desánimo. "Nunca seáis hombres o mujeres tristes. Un cristiano jamás puede serlo. Nunca os dejéis vencer por el desánimo". Y ha recalcado que es así porque esa alegría nace de una persona que está en medio de nosotros, de Cristo. Ha rememorado la escena de alegría y júbilo que se experimenta en Jerusalén cuando entra Jesús como Rey humilde, montado en un mísero pollino.

La alegría nace de la Cruz porque esa Cruz, apara los cristianos, es el camino al cielo. "Su trono es el madero de la Cruz", ha explicado en la homilía. Y ha trasladado a los presentes a la escena del Calvario en la que Cristo siente sobre sí el peso de los pecados de la humanidad pero con la fuerza del amor los vence en la resurrección. "Jesús lava los pecados con su sangre", ha dicho el Papa.

"La cruz jamás trae la tristeza sino la gloria de ser salvados por su amor". Después ha explicado la tercera palabra de su homilía: los jóvenes. "Nos traéis la alegría de la fe", nos ha dicho a todos porque inmediatamente ha recordado que se puede tener un corazón joven con 70 o con 80 años. Ha aprovechado ese final de su homilía para animar a todos los jóvenes a ir a Río de Janeiro y para confirmar ante todo el mundo que él los acompañará en esta importante cita para dar testimonio de la fe. "Sobre las huellas de Juan Pablo II y Benedicto XVI, miro con alegría a Río de Janeiro" y ha pedido a los jóvenes que irán a Río que lleven allí el mensaje de esas tres palabras: Alegría, Cruz, Juventud.

Antes de concluir la misa ha aprovechado para el rezo del Ángelus, aunque todavía no eran las 12. En diversos idiomas y con mucha fuerza ha repetido: "En julio, en Río. Buen camino para todos".

 

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