El Papa con los seminaristas españoles

El Papa Francisco con la comunidad del seminario de Burgos.
El Papa Francisco con la comunidad del seminario de Burgos.

Parece que no hay sábado últimamente que el Papa no reciba a un grupo de seminaristas españoles.

Por cierto que seminaristas, al menos en el caso de Sevilla y Burgos, de ambos seminarios, es decir, del Diocesano y del Redemptoris Mater, que también es diocesano, aunque se nos olvide con frecuencia.

A este paso los obispos españoles van a terminar llevándose a sus seminaristas a Roma y así se acaban los problemas de número y especie.

Lo digo porque con Burgos ya son unas cuantas archidiócesis cuyos seminaristas, encabezados por sus arzobispos y obispos, se han encontrado con el papa Francisco. Una forma de que el Papa vea cómo son los futuros sacerdotes de España y del mundo.

Así se hace más evidente lo que el mismo Papa dice: que la realidad está por encima de la idea, que los seminaristas españoles no son activistas de la “fachosfera eclesial”, como quieren dar a entender algunos, sino jóvenes de su tiempo.

Hijos de su tiempo, con sus luces y sus sobras, con sus virtudes y sus defectos, con sus dudas y sus certezas.

No estaría mal, ahora que se vuelve a llevar esto de la sociología eclesial, de las encuestas y de los cuestionarios, que tuviéramos una idea más o menos exacta de qué ámbitos eclesiales son los semilleros naturales de vocaciones.

Cuántos de los seminaristas estudiaron en colegios de religiosos y se preguntaron allí por la vocación, o cuántos hicieron sus estudios y la vocación se les planteó posteriormente.

O cuántos de los seminaristas proceden de cofradías –algo que me dicen no es infrecuente sobre todo en el sur-. O de movimientos y realidades eclesiales.

 

Incluso sería interesante saber la tasa de abandono que tienen los seminarios españoles. Pero ya sé que esto es pedir demasiado.

Los discursos del Papa suelen ser cortos y enjundiosos.

De la visita de los seminaristas de Sevilla, me quedaría con esto que les dijo: “Este beato (Marcelo Spínola y Maestre), maestro de sacerdotes, decía: «Virtud y ciencia son las dos cosas que deben enseñarse con preferencia a los aspirantes al sacerdocio, pues la ciencia sin virtud hincha y no edifica y la virtud sin ciencia edifica, pero no instruye». Esto significa, como decíamos, que todo en el sacerdote —oración, estudio, fraternidad, misión— va unido”.

De la visita de los seminaristas de Burgos, y alguno más que de Burgos por lo que se ve por la presencia de los obispos de Palencia y Osma-Soria, me quedo con la referencia de la visita que hizo el Papa al arzobispo de Burgos, en el año 70, que “era pariente de un tío político mío. Así que recuerdo bien Burgos”.

Es decir, a monseñor Segundo García de Sierra y Méndez (7 de febrero de 1964-19 de octubre de 1983).

También les dijo a los seminaristas de “la España vaciada” que “Jesús me quiere en esta tierra vaciada para llenarla de Dios”, es decir, para que lo haga presente entre mis hermanos, para que construya comunidad, construya Iglesia, Pueblo”.

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