La derecha francesa propone derogar el descanso dominical en ciertos casos. Un obispo defiende el domingo
La condición del domingo como día festivo a efectos laborales está discutiéndose últimamente en Francia, como consecuencia de un proyecto legislativo para regular esa condición en determinadas regiones del país y en ciertos trabajos. Aunque se trata de una norma parcial, la propuesta ha abierto el debate sobre el descanso dominical.
El arzobispo de Estrasburgo, monseñor Jean-Pierre Grallet, ha querido tomar parte en la polémica. En la tradicional misa por Francia, celebrada en la catedral de dicha ciudad, destacó la necesidad de relacionar el debate sobre el trabajo dominical con la sabiduría bíblica, que prevé “un tiempo para el descanso”.
“Según la antigua sabiduría bíblica, hay -dijo- un tiempo para trabajar y un tiempo para descansar, un tiempo para la producción industrial y un tiempo para la gratuidad del arte, un tiempo para la acción y un tiempo para la oración, un tiempo para el hombre y un tiempo para Dios. El actual debate sobre el trabajo dominical debe estar relacionado con esta sabiduría bíblica y con esos ritmos estructurantes para el hombre”.
La misa por Francia, que procede del régimen de concordato en vigor en Alsacia-Mosela, se celebra cada año, ante las instituciones, con motivo del 14 de julio, la fiesta nacional francesa.
El viernes pasado, los diputados concluyeron el examen de la proposición de ley del UMP, que autoriza introducir cambios en los sistemas de trabajo dominical en comunidades turísticas, así como en las grandes zonas comerciales de Paris, Lille y Marsella.
La proposición de ley, que consta de dos artículos, debe ser sometida al voto del pleno de los diputados, antes de ser enviada al Senado. Sólo la UMP y el Nuevo Centro aprueban la propuesta, mientras la oposición de izquierda la rechaza diciendo que se pretende “un cambio de sociedad”.
