Una treintena de obispos, el ministro de justicia y una amplia representación diplomática despidieron al nuncio Monteiro de Castro

Ante una gran expectación mediática, el nuncio saliente monseñor Monteiro de Castro recibió ayer en la sede de la Nunciatura a todos los que quisieron despedirle antes de su marcha a Roma para ocupar la secretaría de la Congregación para los obispos. Pasaron por la 'embajada' de la Santa Sede más de treinta obispos, los cardenales Rouco, Amigo y García Gascó, y personalidades de la vida política y judicial como el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, el director del CNI, Sanz Roldán, el presidente del CGPJ carlos Dívar, y muchos de sus 'colegas diplomáticos' acreditados en España.

La cita ante los numerosos medios acreditados en el evento fue puntual. Monteiro de Castro respondió con gran diplomacia a todas las cuestiones planteadas por los periodistas, excepto sobre los últimos acontecimientos acaecidos en la Cadena Cope, cuestión sobre la que no quiso pronunciarse. Aseguró haber dado, en el desempeño de su puesto, "lo mejor de sí mismo", y consideró que deja unas buenas relaciones entre la Santa Sede y el Gobierno español.

Por parte del Ejecutivo, acudieron a la Nunciatura el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, el director general de Relaciones con las Confesiones, José María Contreras, y el asesor del gabinete de Fdez. de la Vega en asuntos religiosos, Carlos García de Andoain. Los tres anduvieron juntos todo el tiempo y departieron con gran cordialidad con el cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, y el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, entre otros.

Otros de los presentes fueron el director del CNI, general Sanz Roldán, quien a su llegada declaró a Monteiro de Castro "que perdía un amigo" y el presidente del CGPJ, Carlos Dívar, quien departió con el nuncio en privado durante unos minutos.

Requerido por los periodistas, Monteiro de Castro lanzó un mensaje de despedida al conjunto del país, que articuló en tres consejos: "Trabajar, leer y rezar". Recordó que los países que más desarrollo económico han logrado "son los que mantienen sus raíces cristianas". Sobre su gestión en la Nunciatura a lo largo de nueve años, estimó que deja un gran número de "obispos jóvenes y bien preparados" en España.

Los 'colegas diplomáticos' de Monteiro de Castro, protagonizaron una parte de la recepción. En una sala aparte, y con la presencia del ministro de Justicia y el cardenal Rouco, entregaron al nuncio un recuerdo de parte de todos ellos, entre los que citaron al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, que no estuvo presente. "Su presencia deja un recuerdo imborrable entre nosotros", le dijeron. Monteiro les agradeció su actitud atenta con él, y les aseguró: "Me llevo España conmigo".

 

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