Neil Armstrong prefirió andar sobre las huellas de Cristo que sobre la Luna

El primer hombre que pisó suelo lunar falleció este sábado a los 82 años. En su visita a Jerusalén en 1988 pidió ver las pisadas de Cristo y comentó la emoción que le significó haber podido seguir esas huellas.

El 21 de julio de 1969 el Apolo XI, con aquella histórica tripulación (Neil Armstrong, Edwin "Buzz" Aldrin, Michael Collins), llegó a la órbita de la luna, y cuando el módulo tocó su superficie Armstrong descendió, dejó su huella y pronunció en directo, para millones de telespectadores, aquella frase: "Un pequeño paso por un hombre, un gran paso para la Humanidad".

Armstrong era un hombre muy religioso y profundamente cristiano. En 1988 Neil visitó Jerusalén y le pidió a Thomas Friedman, un profesor experto en arqueología bíblica que le hizo de guía por la ciudad, que le llevase a un lugar donde pudiese tener la certeza de que había caminado Jesucristo.

El profesor, una de cuyas alumnas, Ora Shlesinger, ha relatado la historia más de una vez, llevó a Armstrong a los restos de escaleras del templo construido por Herodes el Grande que aún se conservan. "Estos peldaños constituían la principal entrada al templo", le dijo: "No hay duda de que Jesús subió por ellos".

Armstrong se concentró entonces profundamente y rezó durante un rato. Al terminar, se volvió a Friedman, y, emocionado, le dijo: "Para mí significa más haber pisado estas escaleras que haber pisado la Luna".

 

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