Osoro: "Quitar los crucifijos de la vida pública es una ingeniería destructora de la configuración cristiana de España"

El arzobispo de Valencia pide a los católicos "dar a conocer, sin vergüenza", su condición de cristianos, les pide que lleven en su pecho el Crucifijo y que vivan "conforme a esa cruz que es signo del amor". Osoro añade que "cuando se intenta arrinconar, censurar o despreciar los signos del amor cristiano", los católicos debén ser "portadores de Cristo".

"Cuando comienzan los planteamientos de quitar el Crucifijo, ha llegado el momento de que todos vosotros seáis crucifijos vivientes", afirma el prelado que recoge palabras de San Pedro Poveda para asegurar que los cristianos "no tenemos otra fortaleza más que la que viene del Crucifijo, ha de ser nuestra pacífica armadura, la armadura de Dios mismo". El Crucifijo "es el único tesoro que tenéis, la única propiedad", precisa.

Osoro anima a que "en todos los lugares donde habitáis déis a conocer a Cristo, sed cruces luminosas, crucifijos vivientes, causad en cuantos os traten el mismo respeto, los mismos sentimientos, las mismas ideas que un Crucifijo".

Según el prelado, "es la hora de los discípulos de Cristo" y, por ello, alienta a, "sin vergüenza de ningún tipo, dar a conocer que sois cristianos, llevando en vuestro pecho el Crucifijo y viviendo conforme a esa cruz que es signo del amor que todo lo puede".

Además, en su carta, que titula "Seamos cruces luminosas, crucifijos vivientes", monseñor Osoro expresa que en Jesucristo crucificado "encontramos la descripción más bella del amor al prójimo que ha transformado la historia de la humanidad" y añade que "dos mil años después, vemos que sigue siendo escándalo, pero es salvación para los hombres".

Y se pregunta en su carta "¿por qué pretenden obligarnos a retirar la Cruz que es expresión del amor apasionado de Dios por el hombre, manifestado en Jesucristo?". En este punto, el arzobispo de Valencia refleja en su carta cómo Jesús "amaba a los discípulos, a los niños, a los pobres, a los enfermos, a los pecadores, a todos los hombres" y, también, demuestra que "amando hace crecer y devuelve dignidad y esperanza".

En otro pasaje de su carta, el arzobispo se dirige expresamente a quienes quieren retirar el crucifijo y les pide que "si alguien me hace caso, le ruego que antes de quitar un Crucifijo, se acerque a Jesucristo con corazón sencillo, verá cómo sale transformado de este encuentro y con capacidad y gracia para ser alguien que comienza a vivir de otra manera y a relacionarse con los demás de otra forma".

Insiste monseñor Osoro en que "nuestro mundo necesita creer en el amor de Dios, necesita del Crucifijo, lo necesita nuestra humanidad" y “urge volver a proclamar el Evangelio del amor de Dios en Cristo Jesús” porque "si los discípulos no lo hacemos seremos como los hombres que meten la luz debajo del celemín y defraudaremos la esperanza del mundo".

 

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