Demetrio Fernández a los curas: "No somos meros funcionarios que cumplen su oficio a unas horas"

La Catedral de Córdoba acogió este jueves un encuentro sacerdotal que congresó a 700 curas y a todos los obispos de Andalucía con motivo de la fiesta de san Juan de Ávila. Monseñor Demetrio Fernández recordó que los presbíteros no son "meros funcionarios, que cumplen su oficio a unas horas y con unas tareas concretas.

Toda nuestra existencia, añadió, es una donación sin reservas, a tiempo completo siguiendo a Jesucristo pobre, casto y obediente". Ante las reliquias de San Juan de Ávila, patrón de los sacerdotes españoles, insistió en que "para cumplir esta sagrada misión, que Jesucristo nos ha confiado con amor de hermano, es preciso que planteemos nuestra vida en clave de santidad".

Consideró que "vivimos tiempos recios, en los que somos llamados a participar en los “duros trabajos del Evangelio” (2Tm 1,8). San Juan de Avila y el Santo Cura de Ars tomaron parte en estos duros trabajos según las condiciones de su época, que no eran más dificultosas que las nuestras".

"Nuestra época necesita santos, dijo, necesita santos sacerdotes. Serán los sacerdotes santos los que transformarán el mundo desde dentro, pues de la santidad del sacerdote depende sobre todo el fruto de su ministerio...Este año sacerdotal ha sido convocado para que los sacerdotes recuperemos cada vez más este norte".

Demetrio Fdez. enunció las cualidades de los "sacerdotes santos: "Con una disponibilidad misionera para evangelizar donde sea necesario. Sacerdotes que viven con gozo la comunión eclesial, que aman al Papa y siguen su magisterio y su disciplina. Sacerdotes llenos de esperanza y por tanto capaces de levantar la esperanza de los hombres de nuestro tiempo".

Y se refirió a los casos de abusos: "Nos echan en cara nuestros defectos, nuestros pecados. Algunos hermanos nuestros incluso han incurrido en graves delitos que todos rechazamos y a todos nos avergüenzan. No hemos de asustarnos, ni defendernos contraatacando. El Papa Benedicto XVI con mente lúcida nos muestra el camino: hagamos penitencia por nuestros pecados y por los pecados de nuestros hermanos, imploremos continuamente el don de la conversión para nosotros y para los demás, y sobre todo miremos a Cristo y a los santos sacerdotes. Multipliquemos los momentos de adoración eucarística ante Jesús sacramentado, acudamos de manera asidua al sacramento del perdón. El santo Cura de Ars en este Año sacerdotal nos habla claramente de que el pecado no es la última palabra. La última palabra la tiene Dios, rico en misericordia. Y a esa misericordia nos acogemos todos, especialmente los sacerdotes, que somos destinatarios de la misma y ministros de esa misericordia para todos los hombres".

 

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