La vida religiosa estadounidense se somete a un chequeo

Desde febrero de este año, los institutos de mujeres religiosas en Estados Unidos están siendo “visitados” para tratar de analizar la calidad de la vida religiosa en este país. La iniciativa partió del cardenal Franc Rodé, C.M., Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, que eligió a la Madre Mary Clare Millea, superiora general de las Apóstolas del Sagrado Corazón de Jesús, para que pilotara esta misión.

La llamada “visita apostólica” se limita a los institutos de vida apostólica, que son los que están comprometidos activamente en el servicio a la Iglesia y a la sociedad, mediante la enseñanza, la asistencia sanitaria y los servicios pastorales y sociales. Las religiosas contemplativas, que tienen estilos de vida diversos, no están implicadas en el estudio.

Según el Centro para la Investigación Aplicada en el Apostolado, con sede en Washington, en los últimos 40 años, el número de religiosas estadounidenses ha disminuido, mientras la edad media sigue aumentando. Este es el motivo principal que ha llevado al dicasterio vaticano a hacer un chequeo de la vida religiosa en Estados Unidos.

En la actualidad, la Iglesia Católica en EE.UU. cuenta con unas 59.000 religiosas de 400 congregaciones diferentes, agrupadas en dos conferencias: LCWR (Asociación de Representantes de Congregaciones Religiosas Femeninas Católicas) y CMSWR (Consejo de Superioras Mayores de Religiosas).

El cardenal Rodé afirmó que durante la primera fase de esta misión, ya concluida, más de tres cuartos de las superioras generales comunicaron sus esperanzas y preocupaciones directamente a la Madre Millea. Para coordinar esa labor inmensa, la religiosa americana coordina un amplio número de equipos de visitadoras en todo el país.

Ahora, durante la segunda fase, las superioras mayores estadounidenses están respondiendo a un cuestionario que presentará un perfil completo de la realidad actual de cada instituto de vida apostólica y de las perspectivas futuras. El objetivo de la tercera fase es obtener información sobre la congregaciones que se visiten. Las conclusiones las hará públicas el cardenal Rodé una vez que se haya evaluado con detalle el informe final de la visitadora apostólica.

El objetivo de esta visita es, según la Madre Millea, “animar y reforzar a las comunidades apostólicas de religiosas, por la sencilla razón de que forman parte de la vida de la Iglesia católica en Estados Unidos y fuera de sus fronteras”.

Por Alfonso Bailly-Bailliére

 

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