El penúltimo Ángelus

La plaza de San Pedro se quedó pequeña. Los más de 50.000 peregrinos rebosaban por los alrededores del Vaticano. Habían venido a rezar junto con Benedicto XVI el penúltimo Ángelus público, en una de sus últimas apariciones.

"Os suplico que continuéis rezando por mí y por el próximo Papa, así como por los Ejercicios Espirituales que empezaré esta tarde junto a los miembros de la Curia Romana", ha dicho Benedicto XVI en el saludo en español y un sonoro aplauso ha llenado la plaza de San Pedro.

Pocos Ángelus han reunido a tantas personas, pero es que este era especial. Se trataba del primero tras dar la noticia de su renuncia y también el último antes de comenzar su semana de Ejercicios Espirituales. Un tiempo de preparación para una Cuaresma única, ya que es la última que vivirá como Papa y que prepara a la Iglesia católica para recibir al nuevo Sucesor de Pedro, que será elegido, casi con toda seguridad, para antes de la Pascua.

"En esta Cuaresma pidamos al Señor que la contemplación de los misterios de su pasión, muerte y resurrección nos ayude a seguirlo más de cerca", ha añadido Benedicto XVI, que a pesar de todo no quiere centrar en sí la atención, sino en este importante tiempo litúrgico. Por eso, tal y como estaba previsto ha comenzado sus Ejercicios Espirituales y el cardenal Gianfranco Ravasi es quien los está predicando. Hoy ha meditado, sobre los verbos de la oración.

Miles de personas que se desplazaron hasta el Vaticano para vivir ese momento histórico y también para acompañar durante escasos 15 minutos a Benedicto XVI, un Papa que ha mostrado al mundo el significado de la humildad y la sinceridad. "Al mismo tiempo, de corazón agradezco a todos su oración y afecto en estos días", ha añadido, porque sabe que ha tomado la decisión más difícil de su vida y que para bien y para mal pasará a la historia por ella.

Benedicto XVI sabe que la Iglesia es madre y muestra de ello es el canon en el que el Derecho Canónico prevé que un Papa pueda renunciar. Sabe, sin embargo, que su decisión ha sido un terremoto dentro de los muros vaticanos. Y consciente de todo esto, el Papa termina su penúltimo Ángelus: "Llenos de fe y esperanza, encomendemos la Iglesia a la maternal protección de María Santísima". Porque sabía lo que hacía y también en quién confía.

@blancaruizanton

 

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