El Cónclave podría adelantarse

El adelanto del cónclave está en las manos de Benedicto XVI, porque es el único que puede cambiar la Constitución Apostólica "Universi Domini gregis" sobre las normas de la Sede Vacante y la elección del nuevo Papa. Y parece que se lo está pensando.

Si finalmente se diera, sería el último acto legislativo de Benedicto XVI como Papa, porque tan sólo le quedan ocho escasos días al frente de la Iglesia, antes del 28 de febrero a las 8 de la tarde, cuando comience el periodo de Sede Vacante.

En una situación normal, estaría previsto que pasaran desde ese momento nueve días de luto y a partir de 15 o 20 días después de la muerte comenzaría el Cónclave. Sin embargo no hay nada convencional en este final de Pontificado, porque la Iglesia no queda huérfana, no hay dolor ni luto. Benedicto XVI tan sólo se retira. El 28 de febrero tomará un helicóptero que le llevará a Castel Gandolfo, donde pasará sus últimas horas como Papa.

Dadas las especiales características de este tiempo sería muy útil que se acelerara también el inicio de la elección de su sucesor. Lo adelanta Andrea Tornielli, que asegura que varios cardenales han pedido que se adelante el cónclave, ya que los purpurados han tenido más de quince días para llegar a Roma. Pero no todo es tan sencillo. Y el precio de no seguir las reglas en este caso sería demasiado caro porque significaría la invalidación del Cónclave. "Si la elección, -dice el artículo 76 de la Universi Domini gregis- tiene lugar de modo distinto al indicado en la presente Constitución o no fuesen observadas las condiciones establecidas, la elección es nula e inválida sin que sea necesaria ninguna declaración explícita y por lo tanto no concede ningún derecho a la persona elegida". Por lo que es un cambio en la Constitución Apostólica que sólo el Papa puede hacer.

Pero en este caso el cambio iría más allá porque Benedicto XVI también establecería el modo de votación. Es decir, si votarán, como hasta ahora, sólo los menores de 80 años –en este caso haría falta dos tercios de los votos- o si también podrán participar los que hasta ahora no entraban en el cónclave por haber pasado el límite de edad establecido, y en esta situación sólo harían falta la mitad de los votos.

El tiempo entre el inicio de la Sede Vacante y el Cónclave se usa para que los cardenales hablen entre sí y se forjen una idea de lo que verdaderamente necesita la Iglesia y del nombre del candidato ideal, que después escribirán en una papeleta esperando que salga la mayoría y la fumata blanca.

@blancaruizanton

 

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