Lecturas de hoy. Sábado 3 de febrero de 2024

“Venid vosotros solos a un lugar apartado, y descansad un poco”. El descanso de los apóstoles es un tiempo necesario para estar a solas con Jesús.

Lecturas de hoy
Lecturas de hoy

Primera lectura

Lectura del primer libro de los Reyes (3,4-15):

En aquellos días, Salomón fue a Gabaón a ofrecer allí sacrificios, pues allí estaba la ermita principal. En aquel altar ofreció Salomón mil holocaustos.
En Gabaón el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: «Pídeme lo que quieras.»
Respondió Salomón: «Tú le hiciste una gran promesa a tu siervo, mi padre David, porque caminó en tu presencia con lealtad, justicia y rectitud de corazón; y le has cumplido esa gran promesa, dándole un hijo que se siente en su trono: es lo que sucede hoy. Pues bien, Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?»
Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo: «Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti. Y te daré también lo que no has pedido: riquezas y fama, mayores que las de rey alguno.»

Palabra de Dios

Salmo Responsorial

Sal 118,9.10.11.12.13.14

R/.
 Enséñame, Señor, tus leyes

¿Cómo podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo tus palabras. 

R/. Enséñame, Señor, tus leyes

Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe
de tus mandamientos. 

R/. Enséñame, Señor, tus leyes

En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti. 

R/. Enséñame, Señor, tus leyes

Bendito eres, Señor,
enséñame tus leyes. 

R/. Enséñame, Señor, tus leyes

Mis labios van enumerando
los mandamientos de tu boca. 

R/. Enséñame, Señor, tus leyes

Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. 

R/. Enséñame, Señor, tus leyes

 

Aleluya

Aleluya

Mis ovejas escuchan mi voz -dice el Señor-, y yo las conozco, y ellas me siguen.

Aleluya

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,30-34):

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

Palabra del Señor

Comentario

Los apóstoles vuelven de la misión encomendada por el Señor. Después de unas semanas predicando y curando a los enfermos, podemos imaginar con qué entusiasmo le contarían al Maestro los frutos abundantes de su trabajo. En otra ocasión, san Lucas nos dice que los discípulos enviados por Jesús “volvieron llenos de alegría” (Lc 10,17).

Es una experiencia en la vida de los cristianos de todos los tiempos: contemplar las maravillas, a veces escondidas, que Dios cumple a través de esos pobres instrumentos que somos.

Jesús estaría contento de escuchar a los apóstoles contar sus aventuras por las ciudades y los pueblos de Palestina y, al verlos cansados, les propuso ir a descansar un poco.

Seguramente este descanso, que no fue el único durante esos años, consistiría en un plan concreto: un paseo o una comida especial, tal vez con un buen vino. Pero sobre todo se trataba de estar a solas con el Señor, una tertulia con Él.

Cuenta el evangelio de Lucas que un día Jesús “estaba haciendo oración a solas, y se encontraban con él los discípulos” (Lc 9,18). Es una frase curiosa porque nos muestra al Señor en una soledad compartida. Para los que buscan vivir en la presencia de Dios no existe la completa soledad, porque siempre estamos con Él. “Venid a mí todos los fatigados y agobiados, y yo os aliviaré” (Mt 11,28).

Y esto nos recuerda que el verdadero descanso, necesario y a veces indispensable, no puede ser egoísta ni solitario, porque siempre es una relación, con Dios y con los demás.

Llegados al destino de este momento de descanso con sus apóstoles, Jesús se encuentra otra vez con la multitud que le seguía constantemente, “se llenó de compasión por ella” y se puso a enseñarles muchas cosas.

La breve excursión de los Doce con el Maestro ha sido una verdadera clase sobre el estilo de vida de un apóstol de Cristo, que según San Josemaría se manifiesta en tres “síntomas”: “hambre de tratar al Maestro, preocupación constante por las almas y perseverancia que nada hace desfallecer” (Camino, 934).

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